Hace poco más de un año resido en uno de los cinco colosos multifamiliares, doce plantas, como popularmente se les llama, ubicados en el capitalino reparto Guiteras, del municipio Habana del Este. He podido constatar que regularmente cada 3 meses, aproximadamente, los depósitos de aguas negras colapsan, vertiéndose estas calzada abajo hasta la primera alcantarilla a unos 100 metros, y permaneciendo constante creando toda una alfombra verde justo a la entrada del edificio.
Me pregunto siempre lo mismo, es muy complicado coordinar el vaciado oportuno de estos depósitos para evitar su desbordamiento y con ello la propagación de tantas y tantas infecciones que nuestro país se empeña en evitar.
Otro gran foco de infección lleva más de cinco años viviendo en el mismo edificio justo en el lobbies, donde día tras día más de un centenar de personas esperan su turno para comprar los medicamentos en la farmacia que se encuentra justo frente a ese local, que según cuentan los vecinos más antiguos del edificio iba a ser un centro de servicios estomatológicos, pero que por causas de filtraciones y colapso de las tuberías de desagüe nunca llegó a ser inaugurado. Quedó abandonado y se convirtió en ese gran foco infeccioso.
Todos los vecinos recibimos un pequeño volante haciendo un llamado a la población a cooperar en la lucha anti vectorial y permitir la fumigación semanal de las viviendas.
Los medios de comunicación masiva alertan que les serán impuestas fuertes multas a las personas que no permitan sean fumigadas sus viviendas.
Desgraciadamente aquellos por los que cada uno de nosotros como ciudadanos elegimos para que fueran nuestra voz ante el gobierno, se diluyen en reuniones y políticas banales sin lograr resolver realmente los problemas que atentan contra la salud de tantas y tantas personas. Pero este no es un caso aislado, no, a solo una cuadra se repite la misma situación.
Este otro coloso que para agravar un poco más el asunto colinda con una escuela, también colapsa su depósito de aguas negras regularmente provocando un caudaloso río calzada abajo.
También las tuberías de desagüe de este edificio colapsaron hace décadas, creando focos perennes de infección.
Es cierto que la indisciplina social juega un papel preponderante y que no es suficiente con divulgar las buenas conductas sociales y condenar los actos negativos. Pero los gobiernos locales están totalmente ciegos ante estas situaciones, pues no hay justificante alguna en que situaciones como estas lleven DÉCADAS sin que se tome medida alguna, es hora de bajar de los carros, que tienen asignados esos que nos representan, faltar a las reuniones que ya sabemos no resuelven nuestros problemas e ir allí a los lugares y buscar una solución. No se puede seguir virando la cara para intentar no ver los problemas.
Por suerte aún existe una pequeña luz de esperanza en las generaciones que nos sucederán, oyendo una reflexión de mi pequeño hijo de solo 9 años, quedé un poco más tranquilo
“papá cuando yo sea científico, construiré unos robots para que succionen toda la suciedad”
